viernes, 13 de agosto de 2010

Vacío

Ella esta sentada y mira sin cesar un pequeño reloj que se ajusta a su muñeca, intenta detener el tiempo para poder vivir en la felicidad que tanto posees cuando se encuentra entre todo ese bullicio que aguarda por ella, aquel que entona notas desde cilindros huecos.

Se levanta y empieza agitarse al son de la música que se esparce como salero en el viento, es tocada y de pronto todo tiene sentido nuevamente, el vacío ha desaparecido completamente. Las notas poco a poco se disipan como la lluvia se escurre debajo se cielo azul sin estrellas o cielo negro con estrellas, se detiene despues de rodearse a si misma, sonrie a un interlocutor aguardando en las sombras de la inexistencia, en sueños baila, canta y concurre con ella a los suplicios de un camino oscuro en una anacrónica ciudad derruida.

Cada nota tiene un hálito de despedida, una sumatoria de nostalgias que se empozan en el fonfo de ese silencio vacío que lo absorbe todo; vuelve a mirar el reloj, abre los ojos con esfuerzo y entre la cuasioscuridad lográ vislumbrar la manecilla delgada que apunta a las diez mientras la pequeña está posada en las nueve, sudor frio le devuelve a la realidad, se apresura, levanta, agita, respira sin pausa a intervalos, despide a sus compañeros que todavía danzan y cantan al compas de tubos de madera, llenando las ruinas circulares donde yace una memoria olvidada.

El cielo se pinta de gris y cubre las pequeñas luces que alumbran desde algún lugar del universo, la música se aleja mientras ella camina por senderos enclavados en rejas y atravesados por miles de transeuntes que han destrozado sus oidos con auriculares que emiten mundos alternos.

Calidez, se enfría en la resta agil de notas que han sido devoradas por un agujero negro oculto en el plexo. Es tarde y corre, la musica y la felicidad se desempolva de ella.

Hay un vacío que se extiende en el horizonte huérfano de sol.

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