viernes, 6 de agosto de 2010

LA VOCACIÓN SINCERA

Abraham Follano.

La cortesía; de modo sólito, consiste en mentir para mostrarse generoso ante los demás. Los artistas, entre ellos los literatos suelen ser corteses con la gente que los va a leer. En todo caso, ser sincero es un riesgo que parece un redentor fracaso.
Tesla prefiere considerarse soñador y no escritor. Ante los demás, es esta consideración una hipocresía que pretende levantar su autoestima y saciar los ingentes prejuicios de los demás; se ha presentado como un joven que gusta de la literatura y que además escribe.

Ajeno a los delirio inapelables del arte. Los espíritus de la poesía le son esquivos, no le gustan los poemas ni otras composiciónes literarias, nunca ha escrito poesía, escribe otras formas de literatura, pero es consciente de que lo hace sin felices resultados, no irradia talento de escritor, está seguro de que ese don, el oficio de escribir; no lo dignifica.

Se demora mucho para terminar la lectura de cualquier obra, no le gusta leer, le resulta extenuante y siempre lo hace porque es una forma de seguir soñando y mejor aún, precipitar el sueño.
A sus amigos predica que lee mucho, lo ha hecho pero no con el gusto que aparenta cuando manifiesta sus críticas infundadas y opiníones vanidosas.
Lo cierto es que a Tesla, le gusta dormir y lo ha proclamado sin pudor a sus amigos de la vida real y de sus sueños: que es; además, un ocioso irremediable y que ese estado le parece perfecto para su felicidad.
Cada vez que llega del trabajo, saluda a su madre con un beso a la mejilla, ella por lo general no lo trata bien (es comprensible), le sirve el almuerzo, con la resignación de dar de comer a un parásito, no pone el alimento al fuego, le invoca un pliego de reclamos que a él, le parecen desmesurados, aunque en verdad sean razonables y justos; siempre hace lo mismo, se queda en silencio, espera que su madre se desahogue, termine su largo discurso y, concluye agradeciendole la comida, mas por un gesto de costumbre que de convicción.
Termina de almorzar, le dice a su madre que se va a su cuarto a leer, ella sabe que no leerá ni estudiará, es rigurosa con su sentido intuitivo, sabe que se irá a dormir, pero como Tesla es joven, no le dice nada para evitarse una discusión inútil con un hijo que no le ha salido, pero que le ha venido descarriado e ingrato.
Mientras va a su habitación; antes, saluda a sus tres perros, juega con ellos, les canta, los insulta cariñosamente en un momento mezquino que no devuelven el cariño con que éstos lo colman.
Entra a su cuarto, tiene sueño, no cierra su habitación; es holgazán en exageración. La mejor muestra de su ociosidad es quitarse los zapatos, sin haber desatado las hileras, se desviste; tira la ropa por lugares, en donde a menudo, luego, le costará mucho encontrarlos, esta demás escribir que es desordenado, la cama esta desatendida.
Se desnuda, es negligente, tiene gripe y no se cuida, hace tres días que se desangro y no ha aprendido la moraleja, saca el colchón, lo pone en el piso, saca las almohadas, se tiende en la cama, no concilia el sueño rápidamente.
Existen dos formas de apresurar el sueño, y es lo único en lo que Tesla se da trabajo, una es leer un libro aburrido, mejor si es de Vargas Llosa o la Revista que editan en su grupo de estudios; la otra, más eficaz consiste en masturbarse, pensando en una amiga que hace poco le ha revelado con una sonrisa jocosa que le gustaría que lo haga pensando en ella.
Opta por la habitualidad de las tarde tibias de verano, prende su equipo musical, pone las canciones que le gustan más "Confesiones de Invierno" u otra que le parece de antología: "Canción para mi muerte", ambas de "Sui Generis", se masturba con un placer de pródigo, su imaginación concilia las mujeres mas seductoras y bellas que conoce, además de su amiga.
Luego de esta diligencias cortas, el sueño no le es esquivo, se entrega a lo que ha pensado que es lo único que sabe hace bien… Dormir.
Continuará.


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