He salido corriendo entre la multitud para alcanzarle, en la oscuridad he podido verle pero no alcanzé estar cerca suyo.
Se va, se va y no puedo evitarlo... Si pudiera decir adios por lo menos.
No hay tiempo para pensar, no hay tiempo para nada se acerca el fin de este mundo la colisión de todos los posibles con el imposible. Alzo la mano subo al taxi. Al terminal. El conductor parece salido de película tanto que soy ahora un personaje de pantalla bicolor.
Llego subo y le veo, está abajo me ve y se acerca, el inevitable final aún asi llegará. Tenemos apenas unos minutos, tomamos unas bebidas mientras el ambiente pesa y oprime, reimos para callar el silencio que nos ata. No puedo decir lo que siento, no sé lo que siento. Mira el reloj, es tarde, tardisimo tiene que irse, no le detengo no puedo hacerlo. Si tuviera el valor le podría decir quédate, pero nada tengo que ofrecerle. Se va corriendo; me sacudo del vacío que ha dejado y me levanto saliendo con dirección opuesta. Si tan sólo el tiempo se detuviera. Camino y pongo a prueba la ausencia. Si tan sólo hubiera dicho adios. Camino intentando no girar ni buscarle con la mirada. Si no fuera cobarde, si no fuera yo...